Visita a la cervecería Pilsner Urquell, un viaje al origen de la Pilsner
He tenido la suerte de visitar uno de los destinos cerveceros más icónicos del mundo: la fábrica de Pilsner Urquell, situada en la ciudad de Pilsen, parte de República Checa, el país que consume más de cerveza del mundo.
Lo primero que veo al llegar a la fábrica es la emblemática puerta de Pilsner Urquell, erigida en 1892 por el 50 aniversario de la cervecería, todo un símbolo, no solo de la marca, sino de la historia y cultura cervecera checas.

Cruzar este histórico arco de piedra en Pilsen es como entrar a un santuario cervecero: siento un escalofrío de emoción al pensar que tras estos muros nació la primera cerveza Pilsner.
Un viaje cervecero en el tiempo
El complejo cervecero de Pilsner Urquell es tan grande que se podría ser una ciudad pequeña.

La primera parada es la planta embotelladora, una nave de acero y cristal donde decenas de miles de botellas viajan en cintas transportadoras. Nuestra guía nos comenta que por esta instalación pasan 120.000 botellas de Pilsner Urquell cada hora.

En el edificio principal se encuentra el museo, donde se puede disfrutar de varias exposiciones interactivas, incluyendo una que permite tocar, oler y hasta probar las materias primas de esta cerveza: las flores de lúpulo Saaz, la malta de cebada y la excepcional agua blanda de Pilsen.
La primera cerveza Pilsner de la historia
Posteriormente cruzamos las salas de cocción, con sus calderas de cobre pulido del 1931, y las más modernas del 2004. Nuestra guía nos explica el proceso completo de elaboración de la cerveza Pilsner Urquell. desde la maceración hasta la fermentación, manteniendo métodos tradicionales que no apenas han cambiado desde 1842.

Durante la visita nos cuentan que a principios del siglo XIX en Pilsen la cerveza era de muy mala calidad, y muchas veces acababa en el río.
Esto hizo que los ciudadanos se unieran para fundar su propia cervecería. Así, en 1839 nació la Cervecería Ciudadana.
Contrataron a un joven maestro cervecero bávaro llamado Josef Groll para que intentara algo revolucionario: elaborar una cerveza al estilo lager bávaro pero usando nuevas técnicas.
El 5 de octubre de 1842, Groll realizó la primera cocción de una cerveza rubia jamás vista, utilizando malta pálida, lúpulo Saaz de Bohemia, levadura y el agua local de Pilsen.
Me impresiona bastante ver que en el museo aún se conserva la cuba original donde Joseph Groll elaboró la primera cerveza Pilsner, un objeto de culto cargado de historia.

Las bodegas históricas
La siguiente parte del tour nos lleva bajo tierra, a los fríos sótanos del complejo. Descendemos por escaleras de piedra. Bajo la fábrica se extiende un laberinto de túneles y galerías de unos 9 kilómetros de longitud excavados en la roca arenisca en el siglo XIX para aprovechar el frescor natural.

Camino entre barricas gigantes de roble alineadas a cada lado. En estos mismos sótanos se almacenaba la cerveza para su lagering (maduración en frío) hace más de 150 años.
Aquí abajo, Pilsner Urquell sigue elaborando una pequeña parte de su cerveza mediante fermentación en cubas abiertas y posterior maduración en enormes barriles de roble, exactamente igual que en tiempos de Josef Groll.
El punto culminante llega cuando nos detenemos junto a unos barriles llenos del llamado “oro líquido”. Un maestro cervecero nos sirve una Pilsner Urquell sin filtrar ni pasteurizar, directamente del barril de roble.
Al primer trago, la cerveza está fría, suave, con cuerpo sedoso y un sabor más pleno y redondo que cualquier Pilsner Urquell embotellada que haya probado antes. Deliciosa.

Tras una hora y media más o menos, la visita termina. Hago una última parada en el restaurante Na Spilce, ubicado dentro del antiguo salón de fermentación de la cervecería, para degustar un gulash checo acompañado de una pinta de Pilsner Urquell “directamente de la fuente”, es decir, tan fresca como la que probé en las bodegas.

Más que una visita turística, ha sido una inmersión en la cultura cervecera checa y un viaje en el tiempo hacia el origen de las Pilsner. Totalmente recomendable.
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