Tomar vino es bueno… ¡y lo sabes!
No hace falta buscar muchas excusas para disfrutar de una buena copa de vino cada día. Sin embargo, en esta ocasión queremos ponerlo aún más fácil, pues hemos estado investigando y hemos encontrado todos los beneficios que el vino tinto tiene para nuestro cuerpo. Así que alza la copa y brindemos por nuestra salud… ¡en los dos sentidos!
1. Boca
El vino tinto es perfecto para tomarlo con carnes, eso lo sabemos todos. Pero no es sólo porque realza su sabor: tomar este tipo de vino reduce el sabor de las grasas propias de la carne. Además, limpia la boca, eliminando las bacterias y los estreptococos causantes de dolores de garganta, caries y gingivitis, y previene contra las infecciones de las encías. Tu dentista estará la mar de contento.
2. Control de peso y grasa
Pero si tu excusa es que quieres bajar de peso y que has comenzado un régimen ¡deja de preocuparte! El vino también te ayuda a reducir las grasas acumuladas e impedir que se vuelvan a almacenar. ¿Cómo lo hace? Activando el gen SIRT1, que actúa precisamente sobre las células de grasa. Pero tampoco te pases y te bebas una botella entera en un rato, la dosis recomendada para conseguir reducir grasas es de una copa al día.
3. Circulación de la sangre
Si sufres de varices o tienes el colesterol alto también tenemos una buena noticia para ti: mientras se degusta un buen vino, suceden las siguientes acciones:
- la vitamina E se dedica a limpiar la sangre, evitando el riesgo de coágulos y protegiendo los vasos sanguíneos.
- los antioxidantes reducen el colesterol malo (alias LDL) y aumentan el bueno (alias HDL), además de mejorar la circulación de la sangre.
- se equilibra el nivel de triglicéridos en sangre y el de insulina.
- se reduce la tensión arterial.
Podría decirse que sus efectos son muy parecidos a los derivados de hacer toda una hora de ejercicios, por lo que ayuda a paliar el efecto «sillón». Pero tampoco quiere decir que te vuelvas totalmente sedentario, una cosa no quita la otra: el vino te sabrá mejor después de un poco de ejercicio. Así que, ¡ánimo!
4. Cerebro
Al mejorar la circulación de la sangre, todo nuestro cuerpo lo notará. Pero los efectos serán aún mayores en nuestra unidad de mando central: el cerebro. Pero, ¿en qué sentido? Pues tomando vino de forma moderada se mejora la memoria y nos ayudará a mentenernos concentrados, además de prevenir las enfermedades degenerativas y las demencias. Perfecto, ¿no?
5. Reduce el riesgo enfermedades
Si queréis ser los más sanos del mundo, ya sabéis lo que tenéis que hacer. Un vaso de vino limpia el riñón y la vejiga, ayudando a eliminar infecciones urinarias; previene la formación de los molestos cálculos renales; y fortalece nuestro sistema inmune. Además, tiene efectos antihistamínicos, por lo que también te ayudará en tus alergias primaverales. Y por si fuera poco, el ya mencionado resveratrol ayuda también en la lucha contra el cáncer, al bloquear el crecimiento de las células cancerígenas.
6. Digestión
Si se almuerza o se cena con vino, las digestiones serán mucho más fáciles para nuestro organismo: el vino ayuda a liberar óxido nítrico, que relaja las paredes del estómago y facilita la digestión. Pero además, es aún más beneficioso cuando se come carne, pescado o queso, puesto que al estómago le cuesta digerir sus proteínas, y el vino consigue ayudarle en esta tarea. Por último, previene las úlceras y alivia la acidez y el reflujo.
7. Efecto placentero
Pero aparte de todas estas ventajas, hay una fundamental: nos gusta. Mucho. Tras un día duro, lo que más apetece es una buena copa de vino, ¿verdad? Pues te alegrará saber que es lo mejor que se puede hacer: tomar vino hace que el cerebro libere endorfinas, que son las encargadas de provocar placer en nuestro cuerpo y de relajarnos. Además, las uvas negras con las que se elabora el vino tinto son ricas en resveratrol, que nos ayuda a combatir el cansancio acumulado durante todo el día.
Pues ya tienes suficientes excusas para tu copita de vino diaria. ¡Disfrútala!
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